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sábado, 14 de junio de 2014

España: Hasta que llegó nuestra hora.

Separados, por los suelos y sin pique.


Rosquillas: ¿la lista o la tonta?

Este país es un conjunto de extremos, uno en cada punta.
Separados por unos cientos de pasos, los suficientes para que uno de esos rodillos de paja del lejano oeste, pase rodando entre una humareda de polvo. Vaya polvazo, redondo y perfecto rosco andante. Y un silbido en la lontananza.
Dos miradas a lo western de Sergio Leone, dos centrales como colosos armados de suficiencia, dos amantes calculados que se ponen los cuernos por venganza, por celos.
Dos postres a elegir, no culpa de Casillas sino rosquillas, la lista o la tonta. La lista de del Bosque, o la tonta del saco, que ni está ni se la espera. El alma de la Roja.
Es nuestro estado actual, parados.

La lista del entrenador español es un reflejo de este país de contrastes.
Unos que fueron o parecían amigos, el amiguismo en esta sociedad entre centros y mediterráneos. Y otros que no lo son y no estarán. Porque no pertenecen a ese estado litúrgico que es la casta del tiki-taka. Es cierto, funcionó en su momento pero, ¿si no se corre de que sirve?
Es como el caballo del malo cabalgando por el Monument Valley, que si, que pone intención, y malas pulgas el jinete. Pero el pobre animal sabe que no va a coger al bueno, ni con herraduras de nitro.

Los de la tonta, se quedaron en casa, una casa de locos esta España.
Porque ya no existimos como color ni como nada, sólo coexistimos en una reticencia de dolor y vergüenza ajena. Como aquel vaquero al que colgaron su padre de una soga, mientras sonaba la sintonía de un reloj, balanceándose y chocando sus botas ´espueladas´. Así, tris tras, tiki taka... ser o no ser, he aquí la cuestión.
Ya no somos nada, mal que nos pese, pues nuestros padres murieron quemados en aquel poblado atacado por los indios anaranjados, Toro van Persie y Roben cabreado. Mientras, solo nos queda recordar los viejos laureles, cuando Xavi no se arrastraba por este campo de batalla (ahora es medio mi amigo el fantasma), cuando no decían en público lo malo que es Xabi Alonso y se lo quitan de encima en mitad de la jornada (mirando Casillas para otro o el mismo lado), cuando Torres era el niño y no el error en persona.
O cuando Iniesta se sentía español, y Villa llevaba sus botas con la bandera, ahora republicana. Viva Pancho Villa. Viva Tino Costa el ariete cabeceador de contrarios, va a su ritmo con su propia harmónica.

Ahora no es el momento de meterse con Casillas, es el reflejo de la vieja España.
Nunca fue bien por arriba, eso ya lo advertimos muchos antes de ganar Eurocopas y Mundial. Él no tiene la culpa de esta selección (en parte es el verdadero chicho de la harmónica), el jefe lo otea todo desde su Bosque que no le deja ver el horizonte, ni de los cincuenta metros de distancia en el cierre de la defensa.
Si Piqué y Ramos, se miden, se retan, se odian... no pueden evitarlo y algún día esto iba a reflejarse en la pradera sangrante de los muertos vivientes. ¡Hey saca el revólver, pistolero!.
No sácalo tú, si tienes lo que hay que tener, que a mí me da la risa. Hahaha, nos partimos. Por la mitad. Y claro, nos hundimos con cinco como hubieran podido ser 10 lobitos. Él de la mano sigue con sus cuentas particulares.

Este es el panorama que vamos a tener en los próximos años españoles.
A no ser que del Bosque pode la mala hierba, se ate lo que no se puede unir, se corra más para poner derecho (suena pornográfico, pero es así, el sexo se hace con la cabeza y estos la han perdido hace algún tiempo) lo desfasado, inyectar la sangre vengadora.
No está todo perdido siempre que se encuentre el remedio a antiguos orgullos. Se elimine el ferrocarril invasor, tiki-taka, tiki-taka.
Aquel hijo que perdió a su padre colgado de del maldito árbol, zarandeándose con la dichosa musiquita sin letra, guarde ese deseo en sus ojos. Como un himno que ya no suena a nada, aunque la mayoría no tiene interés ni ganas.
Somos en lo furbolístico, lo que la sociedad aparenta, un fracaso de presente y una ruina de futuro. Cada uno por su lado, como Henry Fonda y sus ojos azules retando al chino Charles Bronson, con su mirada perdida de odio infinito y el instrumento afinado.
Somos Buzz Lightyear, es decir, muñequitos rotos. Con muchos artefactos que hacen ruidito, tiki-taka... tiki-taka, pero que en el fondo somos plástico y una lucecita como un pequeño led rojo.

Saquemos el espíritu del viejo vaquero derrumbado, olvidado y vilipendiado. Abandonemos el Valle de la Muerte y volvamos al desierto de Almería. Arrojémonos en brazos del orgullo y la casta, no esta que dirige sino aquella casta. La del Woody de madera articulado con botas letradas en su suela con el nombre de aquel ser querido, ahora asesinado en el tiempo adulto.
Y otra musiquilla nueva sonando... Hay un amigo en mí. No más miradas de rencor y odio, hasta el infinito y más allá. Despierta viejo pistolero, esto parece un sueño.

Ya que no me lo creo, es nuestra impronta actual.
Practicamos el amiguismo barato, el ráscame y te rasco. El mírame y te mato.
De algunos "periolistos" que a veces parecen tontos, cada uno por su lado. Cuando dependen todos de la dichosa pelotita, de los mismos vaqueros y se comen la lista tonta, mientras las rosquillas bañadas de azúcar fondant con un sirope de glucosa, zumo de limón y huevo batido, se quedaron en casa. Rico, rico.
Por tanto, creo que la única Roja puede ser Chile y nos mandará a casa con un antiguo reloj recordado, metido en nuestras posaderas.

¡Viva la Roja!... vaya ridículo mundial.




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