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jueves, 4 de junio de 2015

El Día de los Colegas y... AC/DC.


Madrid Hell´s

La tarde se presentaba en una terraza alrededor de unas cervezas bien frías, con los colegas de toda la vida, aquellos que mantienen vivo el espíritu infantil o juvenil de una época destinada a pasarlo bien. También, algún que otro problemilla, vamos a ser francos.
Unas risas y conversaciones de los que tienen su vida conformada por diferentes caminos, pero que si alguien suelta una gracieta o chiste que conocemos la mayoría, es una vuelta al pasado por los días de baile y rock&roll.

La realidad es que la tarde era propicia para ir con levedad de vestimenta y compartir a la mejor banda de rock australiana AC/DC, algo más de dos horas con Julius (que tuvo que verlo el domingo anterior y separado de la vasca, el próximo será), Fran, Jose "Anuncy", Raúl, Alejandro, Luis, José "El Pirata", Uko, y el que os comenta también conocido por Nino o Phantom en las redes. Como gato que va en busca de su pescadito.
Después el traslado al centro hacia la glorieta de Pirámides en el centro de Madrid, y una vez salimos a la calle por la bocana te encuentras con cientos de camisetas y cuernos con las clásicas portadas y cañones de estos maestros del heavy rock.
Una marea que se introducía por los diferentes garitos de la zona, en busca de las ansiadas cervezas frescas para remitir un calor sofocante que presagiaba lo que acontecería en la grada del estadio.

En efecto, después de varios intentos que llevaron a la estampida por falta de frescor en el líquido elemento, la rubia, nos introducimos en un pub que sirve unos tragos bastante calientes también, la verdad. Y es que la cantidad de gente por todos lados y la asfixia dentro conseguía que las birras se mostrasen al rato como un caldo de cebada.
La segunda tanda fue algo mejor, y ya las fotos al lado del estadio te animaban de una forma que las piernas buscaban el ritmo con que pivotar alrededor de una banda mítica y su último disco (platino como las buenas estrellas) y el recuerdo puesto en los que faltaban por distintos motivos.
En primer lugar, el añorado por todos Bon Scott que habría vibrado con los coros y saltos de todo el público, pues creo que sobre todo le gustaba divertirse como el que más. Las dos bajas que tuvieron su dosis de fuerza vital desde Madrid para que recuperen su estado en la mejor medida posible, Malcolm Young sustituido por su sobrino Stevie a la guitarra rítmica y Phil Rudd pasando las baquetas a Chris Slade. Ambos estuvieron a la altura necesaria para, lo que podría ser el último concierto de la banda en el foro madrileño, tras 40 años de pasear su música por los escenarios del mundo.

Una vez todos bien colocados, las 60.000 mil almas sólo tenían que empezar a ver el impresionante escenario con imágenes de un astronauta en su misión espacial y la caída de un meteorito para que todo saltase por los aires, brazos, cerveza, cuernos, sudor, humo y voces que cantaban a coro con un Angus vestido de rojo diablo y la cuajada voz del cantante Brian Johnson, en un atuendo negro esencial del rockero.
Sonaron el primer tema Rock or Bust que hace honor al título de disco y gira, y una vez se fueron reposando los primeros efluvios alcohólicos y el atronador comienzo, se empezó a entablar una relación muy personal de aquellos músicos con cada uno de los que formábamos su legión entregada de diablos.

Pero, qué día es hoy por Dio... Hoy es martes, si te canses ni te embriagues. Ja.
Tras dos o tres canciones que distorsionaron un poquito, sólo una mínima parte, el sonido se fue aposentado y llagando a los últimos rincones del fondo con más claridad. Brian fue perdiendo algo el fuelle, pero dio la cara y se movió por el escenario con un colegial, mientras que los temas archiconocidos fueron cayendo como cañonazos, al abordaje de los infieles que se entregaban a las esencias sicotrópicas y los gritos acompasados, roncos a cada minuto que pasaba.
Es cierto que no podían entrar todas, los más heavys y fieles al ritmo más eléctrico no echaron de menos The Jack. Yo, por supuesto que sí y cimbrear las caderas con su cadencia y su pose de rythm and blues.
Pero, daba igual estábamos allí con todas las consecuencias y ausencias, porque estábamos todos los colegas juntos o casi, al menos en espíritu de finales de los ochenta.

Cómo no te ibas a entregar con Angus Young y su Gibson SG, dejándose la piel que tantas temperaturas ha aguantado, desde el infierno australiano al verano de giras por América y Europa. Subiendo y bajando, estirándose, parándose en seco, frenando y guiando a su ganado de demonios, deshecho en sudor y alguna lagrimilla (de algunos posiblemente), retorciéndose y pataleando, para decirnos adiós con su banda de siempre. Madrileños, gracias y viva el rock and roll.



Algo eléctrico sonó en Madrid,
seguido de una marabunta de cuernos.
Rojo y negro, como una estampida.

Humo de salida por boca y nariz,
camisetas de guerreros arcaicos.
Un infierno de cañones, sin heridas.

Los brincos entregados al bis,
con 20 temas que todos portábamos,
en el corazón, sin medida, del rif.

La corriente australiana se coronó,
otrora, con los cuernos del rock.
Encendidos, entregados y prendiendo a sus fans,
ese día sin escape, Madrid no tenía otro plan.

Angus y Brian entregaron su alma,
nosotros también la voz,
el final fue una explosión,
la música mojada mantuvo la calma.
AD/DC, llegó, vio y venció.
God save to the rock.

Dejó una baño de sudor, humo,
rock y fuego de estrellas.
Sus 40 años transformados en fiesta,
y Madrid se despertó de la siesta.

Cada uno tuvo su propia catarsis, manejando sus punteos al aire y sus dedos abiertos al cielo estrellado e iluminado por una luna llena que presagiaba el desenlace. Lunáticos emergiendo de los vomitorios para rendirse a AC/DC, unos amigos de siempre y la cerveza que recorría el ambiente seco y pegadizo. Camisetas pegadas y pantalones chorreando de los saltos, el humo llenando los pocos espacios libres y la música que recorrió sus cuarenta años de movimientos y saltos al ritmo del rock and roll.
Ciertamente daba, y nos dará por mucho tiempo a los asistentes, el orden y concierto de los temas que fueron estallando como una bola de bronce en medio del campo de batalla. Porque, nos quedamos allí, reconociendo los compases de Shoot to Thrill, entre medias Hell Ain´t a Bad Place to Be del álbum de 1077 Let There Be Rock, y volver a retomar la senda del negro con Back in Black. Dónde si hubiera pasado un pájaro por aquellos lares, hubiera caído con la descarga eléctrica y las ganas de diversión.

Me acabo de entera que Brian Johnson tiene 67 tacos, pues a pesar de que la participación de su estómago es esencial para la emisión de su peculiar y ronca voz, el cantante resistió (o al menos así lo sentí) hasta el final con un cierto respiro que le concediera la máquina progresiva de cuerdas y acero, cuando Angus Young se motivó en un recital particular y emotivo para la parroquia de diablos y diablesas.
Pero, antes pasarían por allí Play Ball perteneciente al último y menos conocido (claro está le quedan años para aposentarse en la discografía), para acercarse al momento más caliente con los pesos pesados y concentrados en los estribillos más sonados. Con Dirty Deeds Done Dirt Cheap se romperían las hostilidades y el genio de la banda australiana, para continuar golpeando cada vez más fuerte y a las piernas saltarinas de todo el estadio, con la entrada del Thunderstruck seguido de Alto Voltaje para dejar calcinados a los que intentaban respirar algo de aire limpio levantando su cuello al espacio.

Una pequeña distorsión para recibir al Rock ‘n’ Roll Train y miradas de complicidad entre los amiguetes, que ya necesitaban algo fresquito para acompañar los siguientes grandes tragos. Aquí llegan las Campanas del Infierno, para machacar las cabezas que se encontraban por la atmósfera impregnada en las gradas, otro salto y cuidado con las escaleras que son traicioneras, con estos cuerpos que nos han regalado. Yo, ya.
Los más enfebrecidos y conocedores de todos los componentes, se encargan de elevar la presencia de Chris Slade en la batería que estuviera ya desde 1989 al 1995 (curiosamente con unos inicios acompañando a un jovenzuelo llamado Tom Jones, y colaboraciones con los más grandes como Manfred Mann's Earth Band, Uriah Heep, The Firm junto a Jimmy Page y Paul Rodgers, y por último una participación con Mr. David Gilmour y el añorado Gary Moore). Y el pequeño sobrino Stevie Young, acompasando los punteos electrizantes desde que se presentara con su grupo Starfigthers teloneando a sus mayores en la gira británica del Back in Black.
Aún quedaba un buen rato de efervescencia rockera y saltos desafiantes a los años, con canciones convertidas en himnos de varias generaciones, You Shook Me All Night Long, ay, Sin City, Shot Down in Flames del Highway to Hell de 1979. Un blues estratosférico con Have a Drink On Me, que mantuvo el pulso un año después y la excelsa T.N.T. que explotó en las gargantas del rock en una noche de "verano". Yo, tú y él, descamisados andábamos como locos y la piel se tensaba como el bombo central de una batería.

Pero, que no se mueva nadie que se pierde la foto... siento debilidad por las que vinieron, como todos.
Whole Lotta Rosie fue una entrada para dejarte la piel en una especie de orgasmo con los músicos australianos, para dar paso a la admiración con un Let There Be Rock, al que no se le puede poner pegas ni esfuerzo por parte de un Angus imperial. Todos hubiésemos querido ser como él, cuando íbamos al colegio con nuestros pantalones cortos al iniciar la época calurosa. Sudor, más sudor... y humo.
Porque todavía quedaban los bises del Highway to Hell, donde la comunión de dichas diferentes generaciones se concentraban hasta poder pasar por el ojo de una aguja, al unísono. El ojo de Brian y Angus, de Chris y Stevie se adentraron en el misticismo que sólo puede generar la música y el rock. Otra lagrimita para despedir a estos genios (recordando que pronto vendrían los Kiss, de los cuales no tengo entrada, ya me gustaría pero es imposible). Otra vez será, me conformo con AC/DC y el reencuentro con los amiguetes.

La despedida estaba reservada a la mítica, For Those About to Rock (We Salute You) y los coros de espectadores manteniendo los cuernos al aire coreaban We Salute Youuuuu... Ahí, es nada. Al final, todos quedaron complacidos y opinando que había sido una actuación memorable, vamos, un conciertazo. Hasta Sidney y más allá, con vosotros.
¡Qué más da el dinero! Pero, principalmente gracias a TI, que me invitaste... Viva el Rock&Roll \,,/

Así, de movidos estábamos... :)

1.Rock or Bust
2.Shoot to Thrill
3.Hell Ain’t a Bad Place to Be
4.Back in Black
5.Play Ball
6.Dirty Deeds Done Dirt Cheap
7.Thunderstruck
8.High Voltage
9.Rock ‘n’ Roll Train
10.Hells Bells
11.Baptism by Fire
12.You Shook Me All Night Long
13.Sin City
14.Shot Down in Flames
15.Have a Drink on Me
16.T.N.T.
17.Whole Lotta Rosie
18.Let There Be Rock (incluyendo solo de guitarra de Angus Young)
Bises:
19.Highway to Hell
20.For Those About to Rock (We Salute You)


Postdata:

Constatar un hecho en el que me siento algo culpable, pero que creo que es inevitable desde que asisto a conciertos en grandes espacios. Sobre todo, en este momento que tanta inquina y radicalismo se ejerce hacia los consumidores de humos insanos. Me resulta difícil comprender a aquellos que acuden a estos eventos pensando que no les va a afecta, el dichoso humo.
Pero, estamos en un estadio abierto y es imposible de calcular cuántos estarán encendiendo sus cigarrillos en un instantes. Si estás al lado de uno, tendrás que aguantar y no llamar la atención, ya que si estuviera totalmente prohibido no habría dicho problema en el interior del recinto. Lo siento, es así.

Por ejemplo, yo en estas épocas estoy atacado por la alergia y me cuesta respirar en lugares donde se consume marihuana (en lugares cerrados desde luego no puedo estar en ese ambiente), me ataca y asfixia. Lo noté durante esta noche en varias ocasiones en mis fosas nasales y cabeza, entonces, no puedes impedir que fumen tantos otros, yo que estoy a tu lado necesito esa libertad de consumir si me apetece también. Cosa que si prohíben en el futuro, no lo haría nunca.
Si me parece algo demencial es fumar psicotrópicos en el interior de servicios y vomitorios del campo, cuando hay un techo y pareces que concentran el humo y los efectos de miles personas con su humanidad transitando por estrecheces de camino al transporte. Vamos, que ahí si se podrían esperar hasta llegar a un parque, al aire libre y con sus coleguillas de siempre. Que aproveche, hasta otra.


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