Cinecomio´s Festival
EnglishAlemánFrancésEspañolItalianoNetherlandsRusoPortuguésChino SimplificadoJaponés
CoreanoÁrabe

jueves, 10 de julio de 2014

Semifinales Brasil 2014: birra y partido, celestial.


La vida es una caja de bombones.

Corre Forrest, corre... le decía aquella buena chica, que luego no resultaría tanto.
Y Forrest corrió y corrió, y llegó a dar la vuelta al mundo, has llegó a convertirse en campeón Mundial.

Sin embargo, a ella determinadas sustancias no le sentarían demasiado bien, se suele decir que personas con dificultades tras ingerir determinadas reacciones, están en un proceso muy amarillo. Es decir, les ha dado tal.
Pero, ¿y cuándo es a un equipo al que se le atraganta la ingesta?

Todo estaba preparado para la gran fiesta del año, las calles y el público exhibiendo los colores de la canarinha por doquier, el amarillo del sol brasileño se transformó en una muy mala noche, en fuego. Los estragos derivados de este amarillo han llegado a tal intensidad que no se podrán apagar en mucho tiempo, ni con las lágrimas de millones de seguidores. Las voces que van in crescendo por la playa como ritmos monótonos y cansinos piden que rueden cabezas, pero Scolari se agarra hasta el tercer o cuarto puesto. Un fracaso después del baño de cerveza.

Los excesos de la espuma de Baviera ha ahogado a los canarinhos en su propia casa, con una resaca de magnitud Siete en la escala de Blatter. Al menos la estrella principal de la bandera brasileña se quedó a resguardo de las críticas, aunque yo creo que hubiera sido lo mismo con su presencia. Aquella noche aciaga la defensa hacía más agua que el barco de pesca de Jenny.
Las consecuencias producidas por el dolor de cabeza resacoso, hace estragos y eso que Brasil participaba con uno de los equipos con menos calidad de los últimos años, en un Mundial que igualmente se ha destacado por el bajo rendimiento técnico de las selecciones, y sobre todo, de los delanteros. A pesar de los goles.

Pero los seguidores brasileños no se deben preocupar por esto, no son la única selección que ha fracasado (en parte) en el Mundial organizado en su país, la lista se va incrementando con los años. Al fin y al cabo, quién no ha sufrido un amarillo de tal magnitud alguna vez en su historia vital, a quién no le han pintado la cara de ese u otro color más enrojecido. Quién no se remendado un siete en los calzones o incluso en el alma.
Si existiera este espíritu místico y futbolero, a tenor de los rezos y las disculpas al ser omnipresente desde el monte redentor, los campos de fútbol estarían cubiertos de cadáveres vagando como almas en pena.

Mientras tanto, al día siguiente los espectadores del mundial 2014 seguían bostezando con el otro encuentro entre la mandarina mecánica medrosa y la argentina con el tango más ´querano´ o querido. No se había visto desde Nadia Comaneci, un deportista con tal apertura de piernas para cubrir la retaguardia.

Se suele comentar que, no hay que hacer más leña del árbol caído.
Los brasileños que despidieron a otras selecciones (del ridículo) con cánticos y celebraciones ostentosamente hirientes, e incluso insultos, se han visto pagadas con la misma moneda del deshonor y la flatulencia de aquellos seguidores que maltrataron. Diente por diente, vértebra por vértebra.
¿Cómo va el partido entre Argentina y Holanda? Zzzzzz, eh! Bah.
Aquel incalculable en lo doloroso siete, van a tardar en zurcirlo para tapar las vergüenzas de sus llamativas camisetas, y por ende de la bola del mundo de su bandera, fiel imagen de las siete maravillas futbolísticas de antaño. Pelé, Tostao, Sócrates, Zico, Ronaldo, Romario o Ronaldinho. Quién los ha visto y quién los ve ahora.

En la otra semifinal, siguen jugando todavía. Ahora la prórroga, en el campo el árbitro esta silbando una cancioncilla que rezaba la siguiente estrofa: Pasividaaaad, de tenerte en mis botas... musitando palabras de amooooor.
La gente bosteza y se da por aludida, digo eludida.

Y es que, en la derrota (y más con tanto bulto en la portería) se reconocen los propios errores del pasado, del oportunismo ante los caídos en otros campos y la vergüenza que parecieron las aficiones a miles de kilómetros con los brazos y la cabeza caídos. Y la historia es impasible ante los perdedores, sean del color que sean, les devuelve la afrenta con el tiempo y el destino con su infortunio se agrava multiplicado en los dolores, como consecuencia de fracturas mal reparadas. Huesos por huesos, mancillados en su amor propio.
Los gatos sabemos mucho de esto de las vidas y los sietes.
Pues los felinos, se relamen de soslayo viendo caer a los "canaritos" desde lo más alto. Otro momento llegará para el bis a bis.

Argentina y los Países más bajos que nunca, se la juegan a penaltis. Van Gaal que gran entrenado es, pero tiene un geranio entero en dicha sea la parte. Y los argentinos tienen más tablas tirando penas máximas que Maxi Rodríguez. Messi gol de penal, Kun otro, y Maxi a la final. Montero se consagra como nuevo héroe de los porteros, y van ya tropocientos mil.

Como todo se magnifica en la vida y el deporte, existirá épica a raudales entre las dos Aes mayúsculas del fútbol, frente a frente, en un baile entre el tango o la polca alemana. El fernet y la rubia. La revancha porteña de hace cuatro años cuando cayeran por cuatro goles en el equipo dirigido por entonces, por el extravagante Diego Armando Maradona.
Hoy la magia del 10, la debería conducir un desaparecido y congelado Mesías del cuadro albiceleste, pero enfrente estará el rodillo triturador pica carne, y tapioca, para rellenar las salchichas de Frankfurt.
Será un partido de defensas o de atacantes, ya veremos. Seguro que Alemania no lo tendrá tan fácil, y además puede que el fideo se les atragante en la sopa, con un defensa más recia que la brasileira. Será cuestión de sangre porteña, sudor y lágrimas.

Esperemos que la final sea como una corriente de aire fresco, en la que sentados podamos saborear el bombón más delicado y aromático. ¡Qué haya buen fútbol, porque emoción la habrá seguro!

Y un especial recuerdo para el jugador argentino-español que cambió la historia de este deporte, fue el primer jugador con un estilo moderno en el mundo y un crack. Además, se fue como el tango tranquilamente, sin apenas hacer ruido, como si no quisiera interferir en la final de la Copa del Mundo. Hasta siempre viejo, gran capitán Alfredo DiStéfano nacido el 4 de julio de 1026 en Buenos Aires, fallecido el 7 de julio de 2014 en Madrid.

WC 1958 West Germany vs. Argentina 3-1


Argentina 3 Alemania 2 Mundial Mexico 1986

ShareThis